- Reducir la morbimortalidad en los mayores y mantener una buena capacidad funcional, aceptando esta como un indicador de bienestar y salud y el de mayor valor predictivo respecto a la necesidad de recibir ayuda.
- Facilitar en todo lo posible que las personas puedan envejecer en su domicilio o en un entorno que les sea más confortable, poniendo énfasis en la promoción de programas de rehabilitación relativos a todos aquellos aspectos que reduzcan al máximo los procesos de limitación física, psíquica o sensorial en las personas de edad avanzada que condicionan su dependencia.
- Dotar al paciente de mayor autonomía y calidad de vida abarcando la dolencia reumatológica como la de mayor prevalencia y también, mirando hacia el presente y futuro más inmediato, la neurológica, que cobra cada vez más relieve entre una población que tiende vertiginosamente al envejecimiento.
- Dar independencia y vida al paciente anciano.